Un corazoncito enorme

La vida nos prepara para casi todo, casi.

Cuando decides ser padre, te ilusionas por pensar en si será niño o niña, si será rubio o moreno, por favor que no me salga pelirrojo. ¡Ay Dios! ¡Qué sarta de sandeces!

Hasta que no vi a Jaime en la incubadora de la UCI de neonatos, no cambié de idea, hasta entonces sólo quería tener un niño rubio precioso al que ponerle unos vaqueros y unas bambas rojas sin cordones… Después me olvidé de mis estúpidas pretensiones y sólo quería llevarme a casa a mi niño y cuidarle, mimarle, protegerle.

Mi perspectiva sobre los niños cambió totalmente cuando nació Marta. No sabemos cómo puede ser de dura la vida hasta que nos toca, porque la vida nos prepara para casi todo, casi.

Marta nació con una cardiopatía, una enfermedad complicada, una dificultad grande. Hoy, 6 años después, Marta lucha cada día con su enfermedad, sin que se note pero con la constancia que obligan los males crónicos. Recuerdo perfectamente el día que fui a ver a aquellos padres al hospital. No pude ver a la niña de cerca, estaba en una incubadora monitorizada. Todo lo que se me ocurrió fue ir a verles, darles un abrazo y luego me fui a donar sangre, por si acaso.

Algo más del primer año de vida, Marta se lo pasó peleando por salir adelante en la UCI del Gregorio Marañón. Unida a una máquina, controlada las 24 horas, luchando con la vida, con la fuerza que da el amor de los que te rodean, con los latidos de un corazón maltrecho, pequeño y enorme.

Las dificultades y las limitaciones de la vida forjan los grandes caracteres y las grandes personas. Esa niña, frágil y pequeña, cariñosa y risueña, obediente y valiente, ilusionada y feliz vive con su enfermedad sin sufrir más que otro niño. Su carácter y su fuerza se ha ido forjando con el tiempo, en seis años de lucha, al tiempo que sus padres se han ido creando una coraza indeleble.

Pocos días después de mi visita ella entró en la lista de espera, una lista en la que están los que están más malitos, los que necesitan un trasplante, luego mejoró y abandonó la lista, pero ahí queda. Otro mazazo más. No puedo ponerme en el lugar de esos padres, no se cómo podría hacerlo. Ellos, sin ningún lugar a dudas, han demostrado ya todo en la vida. Un ejemplo de tenacidad, lucha, cariño, dedicación, interés y amor.

La gran dificultad es que un paciente de esa edad necesita soporte para todo, y básicamente los padres son los que tienen que ejercer este papel. Ella ha tenido suerte con los suyos, le han tocado unos padres muy especiales. Todo el mundo pensará que si tienes un hijo con un problema muy grande, darás todo, hasta la última gota de tu sangre. Pero no se entiende bien, ni siquiera se imagina hasta que no estás en ello. Los horarios, la medicación, las limitaciones, la medicación, el miedo, la medicación, los virus…

Si mis hijos tienen mocos, o fiebre, o si les duele la tripa o si están flojuchos, con dejarles descansar es suficiente. Si Marta tiene mocos, hay que vigilar su temperatura, su entorno, su energía, su estado de ánimo. Que no se canse mucho, que no vomite porque se queda sin fuerzas, que no tenga fiebre… Un sin vivir, pero viviendo en ella.

Si no te paras a pensar, puedes llegar a creer que esos padres exageran, que están demasiado limitados, que siempre están tensos… ¿Cómo no va a ser así? ¿Qué padre no daría todo por un hijo? Marta se que no es única, desgraciadamente. La prima Belén trabaja en la Fundación Menudos Corazones, que precisamente cuida de las familias, de los niños, de los padres, de esos niños que sufren cardiopatías. Un trabajo especial, que hace gente especial, por su dureza y por la entrega que exige.

No todo va a ser miedo y limitaciones. La pequeña Marta con su gran corazón ha hecho posible que se abra una ventana a la esperanza, con su coraje ha ido tumbando todas las dificultades con las que se ha ido encontrando. Y se que llegará hasta donde quiera.

Quien da tanto amor recibe mil veces lo que da Solamente.

11 comentarios
  1. juanma dijo:

    Como siempre, un buen ratito de buenas palabras, sentimientos y hacernos recapacitar sobre la vida.
    Sigue así

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  2. Iciar dijo:

    Cuando en la vida hay cosas que duelen, es mejor pasar de puntillas. Cuánto más grande es el dolor, más de puntillas pasamos, más rutinas, más chistes, más planes… Es un mecanismo de defensa para no sufrir más de la cuenta.

    Sin embargo, a veces, es muy sano también parar un poquito, pensar durante un rato, y si hace falta echar unas cuantas lágrimas. Eso sí, lágrimas en positivo. Lágrimas de cariño, de agradecimiento, de satisfacción, de amor, de esperanza.

    Hoy, gracias a este post, más de uno hemos echado unas cuantas lagrimillas de esas buenas, que espero que los padres de esta preciosa niña a la que yo quiero tantísimo, sepan recoger en un vasito y que las utilicen para rehidratarse cuando lo necesiten.

    Es bueno agradecer lo que uno tiene, aunque no lo tenga todo. ¡Nadie tiene todo! Cada uno tiene, o tendrá, o habrá tenido, sus marrones, sus malos tragos. Aun así somos muy, pero que muy, afortunados, porque tenemos lo más importante, eso que no se toca pero que está ahí. Eso que no se puede comprar y que sin embargo es lo que más vale. Esos valores que nos hacen levantarnos cada mañana y pelear por mejorar cada día. Amistad, amor, generosidad, entrega, espíritu de lucha, …

    Es una suerte no sentirse solo. La amistad se demuestra en estas situaciones y reconforta enormemente al que sufre. Es maravilloso, casi mágico. Es una carrera de relevos en la que el que empieza a flojear va pasando el testigo al que está más fuerte, en la que el que va sobrado ayuda a levantarse al que tropezó.

    Muchas gracias, camisa de cuadros, por habernos hecho a muchos de nosotros parar un poquito y compartir con la familia de Marta esa permanente lucha por la vida, esa ilusión y esa esperanza.

    Y un beso aun más fuerte a los protagonistas. Yo siempre les digo que Marta ha tenido mucha suerte de nacer donde ha nacido y tener a los mejores padres del mundo, sin duda.

    Gracias

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  3. santirez dijo:

    Bonito artículo, en la línea de lo que ya nos tienes acostumbrados, con un gran mensaje de optimismo. Aprovecho para enviar un besazo a esa niña risueña y a esos padres coraje que tanto admiro y quiero.

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  4. nieves dijo:

    Yo no conozco a esos padres, pero si son la mitad de lo que describes, la niña tiene asegurada una vida llena de amor. Hay que confiar en Dios y en la ciencia que cada vez está más avanzada, sobre todo la cirugía. Rezaré por ella, yo creo en lo que la oración puede aportarnos.

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  5. Tito dijo:

    Desde luego que yo tampoco me pongo en su lugar, y es muy triste que nos tenga que pasar algo muy gordo para que aprendamos a ordenar nuestras prioridades.

    Tito

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